miércoles, 12 de agosto de 2009

Me llamo Joaquinito…

¡¡¡Que gracioso el ''criaturo''!!!…

Se encuentra un trozo de carne en la paella…
que resultó estar sin terminar de cocerse en su totalidad…
de esos que no lo metes al microondas para descongelarlos…
ante el miedo de que queden como tablones de secos… y
resulta que se quedan siberianos en su centro…

Con estos arroces que tenemos…
que da igual que sean de Calasparra…
por mucho que cuezas antes el maldito pedazo…
con vino blanco incluido…
¡¡¡Como no lo hagas antes en la olla exprés!!!...
el pedazo de carne no se despega del hueso del pollo ni bien… ni mal…
El arroz en su punto y el pollo todavía piando…

Y al ''criaturo''…
con ingenuidad… sin darse cuenta…
se le escapa en voz alta un ''pensamiento oculto''…
que resume toda la historia en un momento…
''Es para dar sabor a la paella… ¡¡¡seguro!!!''…

Mientras tanto…

La criatura Joaquinita…
se entretiene en hacer migas el suyo…
con la sana esperanza de poder enterrarlo entre cuatro arroces de la paella…
y no sabe nada más que decir eso de…
‘’¡¡¡Buenísimo de sabor este arroz!!!...
con la esperanza de que la cocinera no se percate de nada…

Pido perdón a Botero… por destrozar su pera…
Una de medusas!...
Foto... Wikipedia...

Los restaurantes de alta cocina incorporan a sus cartas este invertebrado, junto a algas, plancton o insectos.

"Todo empezó como un juego, como una provocación, queríamos saber qué reacciones despertaría entre nuestros clientes".

Carme Ruscalleda, única chef del mundo que posee cinco estrellas Michelín, no para de introducir novedades en su carta. Y una de las más llamativas de los últimos tiempos son las medusas.



Carme Ruscadella ...

Leo en varios lugares la misma entrevista o artículo... en El Rincón del sibarita... en El País...

Odiadas por millones de personas porque frustran sus baños playeros, la cocinera del restaurante Sant Pau de Sant Pol de Mar (Barcelona) considera que ofrecen una textura similar a la de los calamares y un sabor a medio camino entre las ostras y los percebes.

"La primera vez que las probé fue en Japón, en el año 2003, y no supe reconocerlas", afirma.

"La experiencia se me quedó grabada hasta que en el verano de 2007, que fue muy caluroso y tuvimos una gran plaga por todo el Mediterráneo, se me ocurrió ofrecerlas en el restaurante a modo de provocación", explica.

Así, estos organismos marinos se presentaban en el aperitivo que ofrecía el restaurante como complemento de ensaladas y escalivadas y nunca cocinadas porque se deshacen.

"Usamos la tipo Rhopilema Esculentum, que no es venenosa y que según asegura la cocina china tiene propiedades curativas", señala.

Su preparación es sencilla, añade, ya que se sirve en salazón, como el bacalao o las anchoas.

Ruscalleda dice que su sabor a mar es ideal para entrantes como las ensaladas o las escalivadas, aunque lo mejor es servirlas con una fideuá de verduras.

"El resultado es imponente" afirma.

La misma sorpresa para el paladar busca Ruscalleda con su próxima propuesta: el uso de la medusa mediterránea no urticante Cotylorhiza Tuberculata.

"Clientes del restaurante, cuando probaron las medusas asiáticas, me dijeron que conocían especies autóctonas que eran muy ricas y cuando unos pescadores me trajeron un cubo lleno de medusas vivas nos decidimos a probar", relata.


"Las ponemos vivas en sal gorda durante 12 horas. Las abrimos, limpiamos sus interiores, desalamos, y las probamos a la vinagreta directamente y también encima de una fideuá vegetal, sólo en contacto con el calor de los fideos recién salidos del horno".

"Los comensales han sido los miembros de mi equipo creativo.

Las hemos probado varias veces, este verano y el pasado.

No las hemos ofrecido al público.

Con vistas al próximo verano seguiremos investigando, pero no vamos a trabajar las medusas sin tener un ok desde los científicos del mar y sin un suministrador regularizado", advierte Ruscalleda.


"Fue toda una sorpresa. Tienen un corte muy bello, son originales y dan muy buen rollo en la mesa".

Su equipo les aplica la técnica china: las ponen en una cama de sal, las desalan, las enfrían a tres grados y las sirven como condimento en una paella de verduras.

Pero su gozo en un pozo, porque a pesar de que el experimento ha sido positivo y ha gustado a la clientela, la UE no permite la comercialización de estos invertebrados del grupo de los cnidarios porque es un producto nuevo que requiere de un largo periodo de burocracia.

"Para poder darnos la autorización para su uso, la Comisión Europea nos pide documentación que acredite que este tipo de medusa ya ha sido usado antiguamente en la cocina; y en esas estamos, buscando citas históricas", asegura.

Arqueología culinaria

Ruscalleda recurre a profesores universitarios, fundaciones e investigadores para solucionar este problema de arqueología culinaria, aunque no tiene reparo en solicitar ayuda públicamente.


"Si alguien conoce alguna referencia de este tipo que me mande los textos, nos será de una gran ayuda", afirma.

Aunque la cocina de Ruscalleda es eminentemente mediterránea, no escapa al fenómeno de la globalización y a la influencia de otras culturas como la asiática.

Así, además de utilizar medusas japonesas, la chef del Sant Pau, que tiene otro restaurante precisamente en Tokio, afirma que emplea bastantes productos exóticos como la alga combo.

"Es un potenciador de sabores, para que los caldos sean más completos", señala.


O las harinas de kudzu, un tubérculo asiático.

"Si escaldas unas colas de langostinos, esta harina les brinda una textura increíble", afirma. Ángel León, por su parte, ha incluido el plancton en su carta, en el restaurante Aponiente del Puerto de Santa María (Cádiz).

Lo utiliza tanto para los arroces como para los pecados y moluscos. Pero en Asia y en eio Fórum de Barcelona, señala que además de algas y medusas asiáticas, también están en boga los insectos americanos y africanos.

"Las hormigas santanderianas (de Colombia) y los saltamontes del Sáhara, ambos pasados por la sartén, se ofrecen como complementos muy graciosos", señala.

"Son como el 'pescaíto' frito", ironiza.

Comabella, que fue jefe de cocina del Bambú, un japonés-mediterráneo que regenta la actriz Cameron Díaz en Miami, no cree que esta irrupción de nuevos productos en la cocina sea para quedarse definitivamente.

"Ciertas algas sí considero que pueden tener un uso generalizado, pero tanto las medusas como los insectos no intuyo que pasen de ser meros complementos.

"No me veo dentro de unos años comiendo tapas de medusas por los bares", afirma.


Respecto a la aceptación que este repertorio tiene en el comensal español, Comabella entiende que hay dos grupos bien definidos: los que están entusiasmados experimentando y la gran mayoría, que los rechaza.

"Pero como en todo, es algo cultural, concluye, hay muchas zonas del mundo donde nunca se comerían nuestros mejillones o nuestros calamares".


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Mira que me gusta a mí explorar cosas nuevas…

Me costó entrar por las algas y hoy reconozco que resultan hasta sabrosas y fáciles de comer…
Por tanto las medusas pienso que será algo parecido… ¡¡¡Cuestión de tomarles la medida de prepararlas bien y hacernos a su sabor!!!...

El sabor a mar es lo único que me puede atraer de ellas… Lo que no me apetece tanto es comerlas ‘’crudas o casi crudas’’… Nunca sabemos en donde están pescadas…
Además… esto es como las setas… tienes que tener mucha confianza en el proveedor… para que no se le cuele una venenosa…


Hace mucho tiempo… me comía los erizos crudos que rebuscaba entre las rocas de La Arnia… batidos constantemente por esas olas limpias del Mar Cantábrico…
Posiblemente seguiría haciéndolo… a pesar de no saber en donde desaguan los ‘’pozos negros’’ de la ‘’civilización’’ que puebla actualmente el borde del acantilado…

Pero lo de los gusanos… lo llevo peor… con toda seguridad que me pongo a dieta… Que no me vengan con las milongas de ‘’crujientes y bien frititos’’… que veo yo que no me deja la imaginación superar semejante trago… La textura blandengue se mantiene a pesar de todo…


Y… presiento que las medusas también tienen ese tipo de textura… blandengue… que lo he leído yo por ahí…

‘’… El bocado de medusa puede recordar a las ortiguillas o los percebes. Su textura asemeja al calamar crudo en sushi. Para el cocinero gaditano Ángel León (que trabaja con microalgas y especies mediterráneas y atlánticas), "la medusa tiene una textura de gelatina, como de tuétano marino". "Tiene un intensísimo sabor a mar y una textura surrealista, no sé si el público español está preparado", concluye. …’’El País.

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