lunes, 20 de mayo de 2013




Amas de cría…





La procedencia de las nodrizas españolas era siempre del norte y con preferencia, las pasiegas, las más cotizadas especialmente por las casas reales.


Partían desde el Valle del Pas, su gran patria chica, casi siempre aprovechando el viaje en la carreta de vecinos de la zona, vendedores ambulantes, que recorrían España con los productos de su tierra. Pero también hubo otras amas de cría ’’renombradas’’ de otras zonas de Cantabria.


La tradición de las amas de cría se instituye en el siglo XVII. La figura de la nodriza era imprescindible en las casas de la nobleza española. Fue la Casa de Fernando VII quien solicitó la primera nodriza española para Isabel II de Borbón, Princesa de Asturias (y Reina de España entre 1833, con sólo tres años, y 1868), primogénita del cuarto matrimonio del Rey con su sobrina María Cristina de Borbón Dos Sicilias.


  Las nodrizas de la Vega del Pas se hicieron famosas por obra y gracia de un decreto real, cuando en 1830 el rey Fernando VII escribió…


"Hoy 3, Blasco, quiero que el día 10 salga de esta Corte para Santander y su provincia el médico Aso, y Merino, el de la Veeduría, para escoger un ama para lo que dé a luz mi muy amada esposa. F."



Francisca Ramón González, cántabra, natural de Peñacastillo


La nodriza se llamaba Francisca Ramón González, cántabra, natural de Peñacastillo, tenía 21 años y contaba con un ama de cría de retén, de nombre Josefa Falcones, de 19 años, natural de Torrelavega.


Desde muy antiguo, no todas las mujeres que parían tenían la posibilidad de dar de amamantar a sus hijos, ya fuera por falta de leche o poca calidad de la misma, por parto de gemelos, por enfermedades, o incluso por la muerte de la parturienta.
Por este motivo, y porque el recién nacido necesitaba ser alimentado, surgieron las Amas de Cría, también llamadas Amas de Leche o Nodrizas, llegando a tener verdadera importancia desde finales del siglo XVII hasta finales del XIX.


Se dice de las nodrizas pasiegas que eran mujeres por delante de su tiempo, símbolos de mujer emprendedora, buena administradora y capaz, que dejaron de ser anónimas al imprimir su huella de humanidad y lealtad en el núcleo familiar en el que se integraban.


 La 'limpieza de sangre' era condición indispensable, es decir, que entre sus antepasados no hubiera ni judíos, ni árabes ni moriscos, en cuyo caso las pasiegas daban el perfil exigido, dado que en la comarca del Pas no fue habitual la presencia de dichas razas.


Paradójicamente, aunque sin base científica que lo confirme, autores del siglo XIX, como el historiador cántabro Gregorio Lasaga Larreta, han sostenido que los pasiegos no proceden de los cántabros, sino que fueron cautivos de guerra, esclavos de origen árabe.


De haber tenido este dato dos siglos antes, las nodrizas pasiegas no hubieran existido; al menos en lo que a la Corte se refiere.


Lo hacían después de haber parido y lactado al hijo durante un mes. Como el camino era largo, se llevaban un cachorrito de perro al que daban de mamar durante el tiempo que durase el trayecto para que no se les cortara la leche; cachorro al que cogían un gran cariño y que, una vez cumplida su misión, quedaba al cuidado, ya convenido, de los vecinos que las habían ayudado en el viaje.


En la vida cotidiana del pueblo llano, cuando una mujer se veía imposibilitada de dar el pecho a su hijo por los motivos antes citados, se recurría a otra mujer, generalmente una vecina, amiga, o familiar, que también había parido recientemente, para que lo hiciera en su lugar, mujer que aceptaba amamantar a los dos niños a la vez por un mísero jornal, que desde luego necesitaba.


Su pago era escaso, dado que quien solicitaba el favor solía ser gente humilde, pagando por regla general en comida, ya fueran huevos, garbanzos, pan, o lo que se terciase.




Estas Amas de Leche solían ser mujeres sencillas y bondadosas, que no tenían ningún reparo en compartir la leche para su hijo con otro niño que también la necesitaba.


Los niños que eran criados por una misma mujer sin ser hermanos, se denominaban “hermanos de leche”. Este modo de crianza llegó a adquirir tanta importancia durante los siglos XVIII, XIX y principios del XX que la Real Academia de la Lengua Española acuñó el término de 'hermano de leche' para distinguir entre los niños amamantados por las amas de cría y sus propios hijos.


A principios del siglo XIX, se puso de moda en las familias adineradas andaluzas, (también en otras zonas de España), el solicitar los servicios de un Ama de Leche para la cría de sus hijos.



En estos casos no era motivado solamente por la falta de leche de la madre, sino que era considerado como un lujo o prestigio social, pasando a ser considerada esta labor como un oficio.


A ocupar estos puestos de trabajo acudían mujeres humildes, bien del campo, de otros pueblos, o de la clase humilde de la ciudad, que o bien eran madres solteras cuyo hijo habían abandonado o muerto, o bien madres recién paridas que dejaban a sus hijos al cuidado de sus familiares para ganarse un sueldo que bien le venía a su familia, a la par que ellas estaban bien cuidadas y alimentadas, dado que lo primordial era que su leche fuera buena.


Gaspara Gutiérrez, natural del lugar de Bustantegua (Selaya)


A estas Amas de Leche se les requerían unos requisitos especiales, como que tuvieran entre dieciocho y veintiséis años, que fueran aseadas, que hubieran parido al menos dos veces, y criado a otros niños, que el pezón de adecuara a la boca del recién nacido y que no hubieran padecido enfermedades contagiosas como la tuberculosis y la viruela, y por supuesto enfermedades venéreas, tan perjudiciales en los lactantes, para lo cual antes de ser contratadas eran sometidas a un reconocimiento médico completo, además de un exhaustivo análisis de la leche, que debía ser moderadamente dulce, sin olor y de color perlado. 


Los requisitos del oficio incluía una recomendación del cura de su pueblo atestando de su moralidad y buenas costumbres.


Si tenía el sabor muy dulce, agrio, salado o era de color muy blanca o azulada, no valía. 

El espesor se comprobaba echándole a la muestra un poco de vinagre, si esta cuajaba es que era muy espesa.


En ese caso, se le daba al Ama de Leche alimentos no muy nutritivos, verduras cocidas y pescado blanco además de bastante agua.


Pero si por el contrario era muy clara, se la alimentaba con buenos caldos de pasta, gelatinas y yemas de huevo.


Además bebían vino ni agrio ni espirituoso.


La leche buena debía esparcirse en el agua formando una nube blanquecina.


Una vez aprobados todos los requisitos, la elegida se incorporaba a la casa unos días antes del parto, y hasta que se producía el alumbramiento, amamantaba a un cachorro de perro para que la leche no se le retirara.




Era casi obligatorio que vistieran con cofia y delantal blanco almidonado. Cuando el niño nacía, el Ama de Leche se hacía cargo de su alimentación y de su cría, estableciéndose un fuerte lazo entre ambos, lazo que llegaba a durar toda la vida.


No obstante, también había otros niños necesitados de un Ama de Leche.




Eran los niños de los expósitos, esclusas o casas cuna, niños abandonados por su madres ya fuera voluntaria o involuntariamente, niños que habían sido entregado a estos lugares bien directamente o a través del tan renombrado “torno”.


La demanda entonces de las Amas de Leche era muy alta. Los niños eran muchos y el jornal que ofrecían las instituciones era escaso, teniendo a veces que solicitar sus servicios por los pueblos y alrededores.


Había quienes aceptaban el trabajo trasladándose como interna a las a las instalaciones de la institución, si residían lejos y no tenían carga familiar, o quienes lo hacían tan sólo a las horas de amamantar por ser madres de familia que aunque fuera poco, necesitaban un ayuda económica para su casa .


A estas últimas se las denominaba “amamantaderas”.


La elección de ama de cría tenía tal relevancia, que en las memorias palaciegas figura el anagrama real en las convocatorias previas a los nacimientos con este mensaje…


«Comisión de la Real Casa para elegir nodriza al futuro vástago»…
ello unido a las normas exigidas que eran minuciosamente analizadas por los médicos de Cámara, tal es el caso del doctor Esteban Sánchez Ocaña, médico de la Casa Real de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena. 

Él fue el encargado de elegir a la nodriza de Alfonso XIII, abuelo del Rey Juan Carlos, entre las jóvenes madres procedentes de Cantabria y se decantó por Maximina Pedraja, natural de Heras.



La unión de ésta con la familia real fue tan grande que, pasados los años, más de un viaje tuvo que hacer Maximina desde Cantabria hasta Madrid para acudir a la llamada del Monarca, quien la quería como a una madre, cariño al que ella correspondía de tal modo que le angustiaba pensar en lo que el Rey podría sufrir por las agitadas circunstancias de la época.


De hecho, la nodriza estaba en la comitiva real de la boda de Alfonso XIII el 31 de mayo de 1906, cuando al paso del cortejo, por la Calle Mayor de Madrid, el anarquista Mateo Morral lanzó contra la carroza del Monarca una bomba camuflada en un ramo de flores. La onda expansiva levantó el parasol de Maximina, quien, por suerte para ella, no tuvo que lamentar daños mayores, como los 28 muertos que dejó el atentado.


Los vínculos afectivos fueron tan sólidos, que han sido heredados por ambas familias; tanto, que el pintor Cantolla, nieto de Maximina, tiene en la actualidad una entrañable amistad con el Rey Juan Carlos.


Museo amas de cría



Junto al Santuario de la Virgen de Valvanuz, patrona de los pasiegos, reliquia del siglo XII y referente obligado de la cultura pasiega, sobre el intenso verde de Cantabria, inspiración del poeta Gerardo Diego, rodeada del inmenso robledal De Todos, en plena Vega del Pas, joya de la naturaleza cántabra, ahí, justo al lado, en La Casa de la Beata, se rinde culto a la nodriza pasiega en un museo, el único del mundo, exclusivamente dedicado a las amas de cría, en este caso a las de Cantabria, en reconocimiento de todas las mujeres anónimas que amamantaron a hijos de la Corte Real y de la aristocracia y burguesía españolas.


De las innumerables amas de cría el Ayuntamiento de Selaya destaca a las siguientes, la mayoría trabajaron en la Corte, alimentando a futuros monarcas…


  • FRANCISCA RAMÓN GONZÁLEZ: natural de Peñacastillo. Ama de cría de la Infanta Isabel, hija de Fernando VII y Mª Cristina de Borbón. Fue reina como Isabel II a la muerte de su padre tras abolir la Ley Sálica.
  • FRANCISCA GUADALUPE PORRAS: natural de Entrambasmestas. Ama de cría de la Infanta Isabel, hija de Isabel II y Francisco de Asís, nacida el 20 de diciembre de 1851, y que ha pasado a la historia con el nombre de “La Chata”.
  • MARÍA PELAYO: natural de Tezanos. Ama de cría de la anterior infanta. Hija de Isabel II.
  • MARÍA GÓMEZ: natural de Vega de Pas. Ama de cría del príncipe Alfonso, cuarto hijo de Isabel II y Francisco de Asís, nacido el 28 de noviembre de 1857. Reinó como Alfonso XII.
  • MANUELA COBO: natural de San Roque de Riomiera: Fue ama de la Infanta Mª de la Paz Juana, séptima hija de Isabel II y Francisco de Asís, nacida el 23 de junio de 1862.
  • MÁXIMINA PEDRAJA: natural de Heras. Lo fue de Alfonso, hijo póstumo de Alfonso XII y de Mª Cristina de Habsburgo y Lorena. Nacido el 17 de mayo de 1886, sería Alfonso XIII.
  • CONSTANTINA CAÑIZO y CAÑIZO: natural de Miera. Ama de cría del infante don Juan, quinto hijo de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, nacido en 1913, Conde de Barcelona y padre del Rey don Juan Carlos I.
  • JOAQUINA GUTIERREZ CARRAL: Natural de Selaya. Nodriza del Infante don Luis Alfonso de Baviera y Borbón.
  • VICTORIA ARROYO GÓMEZ: Natural de Sierra (Selaya). 1905. Nodriza en Barcelona. Casa de los Señores Condes de Godó.
  • ROSALÍA SAINZ: natural de Pisueña. Ama de cría del Príncipe de Asturias, hijo de Alfonso XIII.
  • MARIA SIERRA BENEGAS: natural de Totero. Ama cría del infante don Jaime de Borbón y Battenberg.
  • SINFOROSA GÓMEZ: Natural de Miera, ama de la Infanta doña Mª Teresa, hermana de Alfonso XIII.







Los retratos que se exhiben en el Museo, evidencian la preferencia de los Borbones al elegir ama de cría entre las cántabras. A partir de María Cristina de Borbón, toma el relevo su hija Isabel II, esposa de Francisco de Asís, que contrata nodrizas cántabras para tres de sus hijos: para la infanta Isabel, que pasó a la historia con el apodo de 'La Chata', contrató a Francisca Guadalupe Porras, natural de Entrambasmestas; Manuela Cobo, pasiega de San Roque de Riomiera fue nodriza de María de la Paz Juana y María Gómez, natural de Vega de Pas, ama de cría del Rey Alfonso XII, que en realidad fue nodriza de retén de una asturiana de nombre María Dolores Marina.



María Gómez volvió a su tierra pasiega portando un manto de terciopelo de seda, color magnolia, bordado en oro y plata que María regaló a la Virgen de Valvanuz en acción de gracias y que se encuentra entre las reliquias del Museo. La devoción por la Virgen de Valvanuz está muy arraigada en todo el ámbito pasiego: 'Ángel tutelar a quien se invoca en el infortunio y la prosperidad', decía Lasaga Larreta, que se refería a ella como 'La Virgen del Pilar de los pasiegos'.



María Gómez, ama de cría de Alfonso XII, Rosalia Sáinz, nodriza de Don Alfonso de Borbón (Príncipe de Asturias).



Nodriza de Miera para el padre del Rey.



Tres de los hijos de Alfonso XIII también tuvieron nodrizas cántabras, de lo que se deduce que la lactancia pasiega debió tener influencia en la decisión del Monarca.

Rosalía Sáinz, pasiega de Pisueña, lo fue del primogénito Alfonso Pío, Príncipe de Asturias...

María Teresa Penagos, cántabra de Totero, fue nodriza del infante don Jaime de Borbón y Battenberg, abuelo de Luis Alfonso de Borbón Martínez Bordiú, y...

Constantina Cañizo, pasiega de Miera, fue la nodriza de don Juan de Borbón y Battenberg, padre del Rey Juan Carlos, quien, dicho sea de paso, sería muy bien recibido en el Museo de las Nodrizas.






Lo que en la Corte era una institución, para la burguesía española era signo externo de riqueza, por lo que reclamó socialmente a la nodriza pasiega; se situaron con familias muy conocidas como Fabra i Coats, Pombo, Calderón, Guerra Zunzunegui, Martínez Campos, Aznar, Ibarra . y doblaron el mapa hasta Andalucía.

Celestina García Rebollar, natural de Selaya. Nodriza de los marqueses de Oquendo, en Madrid. Año 1925


Se sabe que a Jaén fueron dos; a Málaga, una; a Sevilla, tres y muchas a Granada, impactando tanto en la ciudad que cambiaron el nombre de la llamada Plaza de las Flores por el actual de Plaza de las Pasiegas.


Paseando por El Retiro o por los jardines


 Una de las últimas amas de cría vivas, ha fallecido el pasado 14 de enero del 2013. Basilisa Carral Carral, a los 97 años. En su caso, la escasez de recursos que sufría la comarca pasiega allá por 1937 la obligó a emigrar a Barcelona, dejando solos a su primogénito, de dos meses, y a su esposo. Trabajó para la familia Ribero-Riviera, junto con otras tres criadas.



Basilisa Carral


Por su labor recibía mensualmente la cantidad de once pesetas. 

Tras dos años dando el pecho y cuidando de aquel pequeño, volvió a Selaya, donde tuvo otros tres hijos. 

Unos ocho años después, partió a Madrid, donde volvió a ejercer como ama de cría para otra familia por un sueldo mensual de 14 pesetas.




Frente a la fachada principal de la catedral de Granada está la Plaza de las Pasiegas, que encierra en su nombre una carga de emotividad protagonizada por unas mujeres valientes, decididas, procedentes del Valle del Pas en Cantabria, que acudían a Granada como nodrizas al reclamo de mujeres de familias pudientes que el escritor granadino Julio Belza calificó de «madres melindrosas o con impotencia a la hora de amamantar sus críos».


La llegada de las nodrizas pasiegas a Granada comienza a finales del XIX, pero sus predecesoras, las que abrieron camino hasta la Corte, les llevaban ya dos siglos de ventaja.


El declive de las amas de cría se produjo a principios del siglo XX, cuando la pasteurización de la leche animal dio paso a ser sustituida por la materna, quedando por tanto su labor tan sólo en las fotografías, o en el recuerdo de los que compartieron su infancia con ellas.








Y en las imágenes de estas mujeres…  se inspira el joyero artesano Manín Carrera… cuya marca es M+… que diseña y crea mis propias joyas y que Forma parte junto con Luis Felipe Gonzalez del Equipo +TLöN, dentro del cual trabajan con el concepto del reciclaje, de la recuperación de los materiales de nuestro entorno dándoles un nuevo uso y significado, buscando conciencia y aprecio por todo lo que nos rodea…


‘’Para la inuguracion del museo de las amas de cria en Selaya  hice unas copias de algunas de las joyas que llevaban estas mujeres, que se encuentran expuestas en el mismo.




En las fotos primera y segunda vemos un conjunto de collar y pendientes de bolas de plata.



En la tercera foto vemos un conjunto de collar y pendientes de monedas de plata, cuanto mayor fuese el poderío de la propietaria mayor sería el numero de monedas y el tamaño del collar. ’’… comenta Manín…





Vídeo del Museo Amas de Cría Pasiega en Selaya












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Se cuenta… que hallándose en Villacarriedo un viajante catalán… quiso este divertirse a consta de una pasiega que acertó a pasar por allí conduciendo del ramal a un borrico cargado con dos cuévanos llenos de cabritos… La pasiega llevaba un lechal a la espalda y este iba balando a más no poder… El catalán… con mueca burlona… lanzo esta burla a quemarropa…


--Oye, pasiega, dale de mamar al niño, que va llorando.

--¡Non s’apuri, siñor, qui no tien hambri!

--Dale de mamar y verás como calla.

--¡Non, siñor, es que berra el probi porqui goye hablar al cabronucio de su padre!, riéndose.





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