Diez consejos de Cicerón…
…Algo
breve… conciso y preciso… que leo en la prensa actual y que a pesar de su edad…
diecinueve siglos… está de total vigencia…
…
El artículo va dedicado con nombre y apellido… pero… ’’Mimisma’’ lo va a
dedicar de forma subliminal… porque los nombres pueden ser tantos y tantos… que
no acabaría nunca de anotarlos en este blog…
…La
obra ’’Como gobernar un país’’ de Philip
Freeman… recupera en una breve antología… el pensamiento político del cónsul de
Roma…
1. La corrupción destruye a la nación
El
consejo no podía ser más apropiado para el tiempo actual. Para Cicerón, la
corrupción se había convertido en un verdadero cáncer que devoraba el corazón
del Estado. Para la historia quedará el discurso de Cicerón en el juicio contra
Gayo Verres, antiguo gobernador de la isla de Sicilia cuya forma de gobierno se
convirtió en paradigma del político depravado. En sus palabras, Cicerón
demostró no sólo una lucha férrea contra la corrupción sino que prometió
enfrentarse a todos aquellos que se atrevieran a defender al corrupto.
2. La inmigración fortalece a un país
Cuando
se cumple un año de la expulsión del Sistema Nacional de Salud de cerca de un
millón de inmigrantes irregulares, los consejos de Cicerón se hacen más
valiosos que nunca. Roma pasó de ser un pueblecito a un imperio poderoso
gracias a su política de acogida de nuevos ciudadanos a medida que se extendía
por el Mediterráneo. Hasta los esclavos podían llegar a ser integrantes plenos
de la sociedad y tener derecho a voto. Los ciudadanos nuevos aportan, a su
juicio, nueva energía e ideas a las nación.
3. Jamás hay que empezar una guerra injusta
Esta
máxima de Cicerón cobra especial importancia el fin de semana en el que se ha
conocido el apoyo del Gobierno de Mariano a Estados Unidos en su intención de
atacar Siria. "¿Cómo os sentís vosotros sabiendo que una sola orden ha
bastado para causar en un día la matanza de miles de ciudadanos romanos? (...)
Para que un conflicto sea justo es preciso anunciarlo y declararlo, y que tenga
por fin la restitución del bien perdido", escribe. En este caso, parece
cuanto menos dudoso, que el objetivo último de Estados Unidos en Siria sea
restituir el bien perdido.
4. La inteligencia no es mala
Para
Cicerón los dirigentes de una nación deben ser los más perspicaces del país. Si
los dirigentes no poseen un conocimiento meticuloso de aquello de lo que
hablan, sus discursos no serán más que una mera cháchara de palabras vanas y
sus actos estarán mal informados hasta extremos peligrosos. "Para elaborar
un discurso no importa sólo la elección de las palabras, sino también su correcta
disposición (...) la agudeza, el humor, la erudición propios de un hombre
libre, así como la rapidez y la brevedad a la hora de responder o atacar, que
siempre irán ligadas a un encanto sutil y a un claro refinamiento".
5. El gobernante debe poseer una integridad excepcional
Sobre
este aspecto, Cicerón destacaba que el buen gobernante debe "destacar por
su coraje, aptitud y su resolución". "En nuestra nutrida ciudadanía
son multitud quienes aspiran a la revolución y a la caída del Estado por tener
el castigo que se merecen las faltas que saben haber cometido", escribe.
En su opinión presidir un país es como gobernar una nave, sobre todo cuando
empiezan a soplar vientos de tempestad: si el capitán no es capaz de mantener
un rumbo constante, la travesía se resolverá en desastre para cuantos viajan a
bordo.
6. No hay que subir los impuestos
Salvo
que sea excepcionalmente necesario. El propósito principal de un gobierno
consiste en garantizar a los individuos la conservación de lo que les pertenece
y no la redistribución de la riqueza. Pero también condena la concentración en
manos de una minoría selecta. "Quien gobierne una nación debe encargarse
de que cada uno conserve lo que es suyo y de que no disminuyan por obra del
Estado los bienes de ningún ciudadano", señala.
7. La negociación es necesaria
En
una época en la que el Partido Popular aplica su mayoría parlamentaria como un
rodillo para negarse a negociar las leyes que regirán el destino del país
conviene recordar vehementemente este consejo de Cicerón. En su opinión, la
adopción de posturas inflexibles es una irresponsabilidad. Negarse siempre a
transigir no significa fortaleza sino debilidad. "Cuando hay un grupo de
personas que gobierna una república por el hecho de tener riquezas, abolengo o
cualquier otra ventaja, cabe considerarlo una facción, aunque ellos se quieran
llamar próceres", dice.
8. Tener a los enemigos cerca
Escribe
Cicerón que los dirigentes fracasan cuando subestiman a sus amigos y aliados.
Por ello, recomienda al buen gobernante asegurarse de saber qué está haciendo
el adversario. En su opinión, el orgullo y la terquedad no son lujos que el
buen gobernante se pueda permitir. No
es un mal consejo para aplicar en el caso Bárcenas.
9. El equilibrio de poderes
Un
gobierno justo debe fundarse en un sistema de supervisión y equilibrio. Señala
que hay recelar del dirigente que elude las leyes constitucionales so pretexto
de la necesidad de conveniencia o seguridad. En este sentido aporta que hasta
los monarcas más nobles se trocarán en tiranos si nada restringe su reinado.
Cicerón advierte que no es difícil que de la virtud nazca el vicio y que
"el rey degenere en déspota, la aristocracia, en facción, y la democracia,
en turba y rebelión".
10. Leyes universales que gobiernan la conducta de los asuntos
humanos
Cicerón
creía en la existencia de leyes divinas, no sujetas al tiempo ni el espacio,
que garantizan las libertades fundamentales de todos los seres y constriñen la
conducta de los gobiernos. "La verdadera ley constituye, en efecto, una
norma recta y congruente con la naturaleza, aplicable a todos, inmutable y
perdurable, que nos lleva a cumplir nuestro deber con sus dictados y con sus
prohibiciones nos aparta del mal".
…Ya
me dijo mi abuela que… ’’Predicar en desierto… sermón perdido’’… pero no quiero
que luego alguno se llame andana sobre el tema y que esgrima eso de que… ’’No se lo
avisamos’’…
…*De…
’’Cien mil años de perdón… por enseñar a un ’’inutilón’’ ‘’
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